miércoles, 18 de septiembre de 2013

Cuatro libros



Cuatro libros


Este verano ha habido más tiempo para leer. Tiempo de estar sin tanta acción, de recogida del curso, de ordenamiento de la experiencia. De tranquilidad.

Como casi siempre, he compaginado diversos tipos de lecturas.

Sin embargo, hacía tiempo que no leía novela, un género que había casi descartado desde hace mucho tiempo. Con la notabilísima excepción de “El Quijote”, que releí el pasado año y que me llenó de una novedosa sensación de risa y plenitud, la novela me plantea una serie de “diversiones” que no se corresponden con esta etapa de vida.

Un regalo me hizo cambiar de opinión y en agosto me sumergí en



 “El Mago”, de John Fowles.

Este escritor inglés, que pasó antes por la enseñanza y vivió en Grecia, hace una narración que me agarró (c’est prenant, dicen los franceses) y me sumergió en el texto.

Es, principalmente, una historia de amor, protagonizada por un joven y escéptico profesor, que atraviesa una fase de cansancio vital  y pasa una aventura de locura. La pasión por una mujer y la búsqueda de un sentido personal se funden espléndidamente en el ámbito de una isla griega, en los años cincuenta del pasado siglo.

Una hábil mezcla de omnipotencia y de sentido práctico caracterizado por dos personajes, en un libro a veces casi policíaco, trufado de reflexiones vitales y existenciales.

Un viaje existencial del que destaco y os comparto una experiencia dizque hipnótica, que habrá a quien le recuerde un viaje a otra dimensión, tal vez provocado o inducido por alguna sustancia. A mi, en lo personal, me hizo pensar en una experiencia que he narrado en algún lugar de este blog .

Entresaco algunas líneas:

“Recuerdo aun con  toda claridad….. una nueva forma de percepción en la que la estrella era una bola de luz blanca que creaba y al mismo tiempo necesitaba el vacío circundante… y la sensación de que yo también era eso mismo”…
 “ A partir de ahí noté que el viento era luz… una sensación exquisitamente placentera consistente en la conciencia de la luz y en saber que yo la atraía. El poder de atraer y de recibir esa luz….
Yo era consciente de mi existencia y esta consciencia acabó siendo  más significativa que el viento….que me llevaron a un estado sin dimensiones ni sensaciones”.
“Yo era un receptor… en todas las direcciones… supe que las palabras eran como cadenas que me retenían…No era un sentimiento de divinidad…. Ni panteísta ni humanista, sino algo más amplio, más frío y más abstruso.”
“…Que la realidad es acción eterna, que no hay mal ni bien, que no hay belleza ni fealdad,  que no hay simpatía ni antipatía. Sólo interacción.
La eterna soledad del uno… parecía lo mismo que la total interacción de todo…
De repente, supe con un modo de saber que hasta entonce no había experimentado, que todo lo demás existe…. No había en mí volición. Ni sentido. Solo ser.”
“… Un tremendo y vertiginoso sentimiento de infinitud… el devenir y el ser eran lo mismo.
Luego la oscuridad… no recuerdo nada.
Después luz”.

Esta es la experiencia que Fowles hace vivir a su personaje. Como podéis observar se trata de una experiencia trascendente que, como tal, cambiará la forma de percibir la vida interior y exterior del personaje.

Extrañamente para mi, el autor prosigue el resto de su libro más por una peripecia novelesca 
y hasta cierto punto descontrolada, que por un camino consecuente con la formidable descripción que hace del contacto entre el ser y el Ser.
Pero no importa. Si tenéis ocasión y apetencia de leerla, es un libro que tiene tonos verdaderamente fascinantes.










El Cambio Cuántico (Ervin Laszlo)

Este es un libro intelectualmente más demandante. Este autor de origen húngaro hace un llamamiento a la toma de conciencia de los desafíos planetarios a los que se enfrenta la humanidad.

Para ello, nos ofrece una visión realista y no por ello menos demoledora de cómo nuestra especie está a punto de sucumbir y de hacer fracasar a gran parte de la vida planetaria.

Plantea una serie de vías o caminos que toda persona con conciencia debe de tomar en cuenta a la hora de elegir su forma de vida y su manera de elegir planteamientos sociales, educativos, políticos, culturales y de vida.

En una interesantísima segunda parte, nos ofrece
un mapa de cómo los nuevos descubrimientos de la física alteran y modifican la capacidad de percibir de nuestro organismo, adscrita habitualmente al cerebro. Este órgano fabuloso, que puede ser tanto un medio para alcanzar la plenitud como un receptor de nuevos conceptos como “el espacio no local”.

En una última parte, ciertamente valiente, el autor se atreve a mostrar unos experimentos que pretenden probar que lo que percibimos no es lo único que existe, en abierto contraste con la ciencia formal (ista).

Fundador del Club de Budapest para una Nueva Evolución, este librito de Laszlo es recomendable a adultos y jóvenes de nuestra era.

“Los cuantos y las cosas compuestas de cuantos (organismos y mentes incluidas) están intrínsecamente y, al parecer, conectados de manera no local”
“…El comportamiento autoselectivo puede considerarse moral en la medida en que contribuye a la coherencia del sujeto y a la coherencia del mundo que rodea al sujeto”.



Cerebro y Trascendencia (Ramón María Nogués)

Su autor es un profesor y escolapio catalán, animado por una importante deseo de citas de personas de ciencia. Ninguna de estas cualidades hace al libro menos interesante.
Traducido estupendamente del catalán, es un texto relativamente fácil de leer.
Me gustaron particularmente sus descripciones de los distintos tipos de inteligencia. Habitualmente centrados en la razón y en la mente matemática, hoy en día es aceptado y congruente pensar que existen inteligencias de diverso tipo. Puede que una inteligencia más adecuada sea la que es capaz de fundir varias de ellas (motriz, práctica, musical, creativa,,,).
El autor está especialmente interesado por el cerebro como fuente de trascendencia. Esta, ha de atender a dos frentes importantes : la razón y la emoción. Y en esta singularísima fusión se produce en estado particularmente trascendente.
…”Muchos seres humanos requieren algo que implica, por lo menos, alguna claridad sobre el significado de la propia vida… “

En cita de Damasio:



Y, nada dado a parecer un profuso partidario de Oriente frente a Occidente, afirma:

… “Toda la realidad parece que sea una inmensa trama de corpúsculos y de ondas en una enigmática relación de indeterminación”,

puesto que:

“… Las consideraciones equilibradas y proporcionadas del yo y de sus valores forman parte de las convicciones filosóficas de Occidente,,,”

Y la última parte de su libro, dedicada a la necesidad que tiene la mente y la consciencia de Dios, la dedica el autor a hablarnos de que ese “Dios”, lejos de ser algo personal, ha de ser 
representado de una manera diferente ya que:

“…Dios no es reducible a ninguna expresión religiosa…”

Nogués se permite libertades más allá de sus adscripciones religiosas. Sin negar sus convicciones (entre ellas las políticas), consigue un libro interesante para todos los que estamos interesados en unir ciencia y espiritualidad.



Trece cuentos japoneses: EL MAGO  (Ryunosuke Akutagawa)

Este escritor japonés, que vivió en el primer cuarto del siglo XX, tuvo una vida difícil. Hombre de arduas convicciones, se quitó la vida abrazado a un ejemplar de la Biblia.

Sus cuentos son de una extrema belleza.

En ocasiones tenía la impresión
de estar mirando miniaturas japonesas, o de estar leyendo esas misteriosas frases que nos sacuden interiormente desde un lugar fuera de lo racional.

Son trece cuentos diversos. Algunos llenos de poesía. Otros son más tristes y dramáticos. Sin embargo, todos me dejaron una impresión deliciosa, pues es un excelente narrador.

Uno de ellos termina así:

…”el mundo está lleno de imciles que no saben distinguir la identidad ajena”.

O,

…”Extendió los brazos y los agitó con fuerza, al tiempo que lazaba al viento media docena de mandarinas que resplandecieron en el aire con la calidez de un sol primaveral, como si quisieran levantar el ánimo, antes de caer una tras otra sobre la cabeza de los niños, que no cesaban de expresar su alborozo…”.


Un librito delicioso, para trufar lecturas más densas que precisan de una mayor atención intelectual.
SI leeis alguno de ellos, me encantará compartir con vosotros la experiencia.