miércoles, 24 de diciembre de 2014

Una ilusión

Y, como quiera que insistiera en preguntarme qué entendía yo y cómo podía explicar la vida y su mismísima existencia, acudí a los versos del poeta:

"¿Qué es la vida?
Una ilusion, una sombra,
Una ficción.
Que todo bien es pequeño,
Que toda la vida es sueño.
Y los sueños...sueños son."



viernes, 12 de diciembre de 2014

Zen-trarse



"El silencio que sigue a una música es parte esencial de ella.
Quien esta viendo una puesta de sol en el océano
y olvida las circunstancias que le han traído allí,
olvida palabras como sol y océano
y también olvida su propia individualidad,
está en el camino del zen"



La identificación casi constante con el observador y la percepción de la realidad es algo que parece inherente al ser humano.
No lo es.
Para entrar en otro dominio de experiencia es preciso entrenarse. Y tener confianza en que estamos en el camino adecuado.
Es preciso que el yo esté lo bastante seguro.
Por eso dice el Tao:
"lo que ha de hacerse pequeño primero ha de hacerse grande.
Lo que ha de perder importancia primero ha de ganarla".
(y añado) Lo que ha de desaparecer, primero ha de estar nítido y claro.
.................
Que la baraka nos acompañe



jueves, 27 de noviembre de 2014

La liebre y el caracol



                 



Cada uno sigue su naturaleza




                    La liebre y el caracol tienen medios distintos para vivir.
                   Si la liebre fuera a la velocidad del caracol caería rápidamente en boca de sus depredadores
                   El caracol a la velocidad e inquietud de la liebre no podría alimentarse.
                 

                   Cada quien tiene su paso. Ni es más lento, ni más rápido.
                   Ese tipo de comparaciones es consecuencia del juicio.
                   El juicio lleva a la obligación y con frecuencia a la culpa.

                   ****************************  
               
                   Cada caminante sigue su camino.
                   Según su naturaleza.
                   Incluido el camino del darse cuenta.
                   Y el espiritual también.


lunes, 10 de noviembre de 2014

otoño



Y entonces tal vez podamos entender la vida en su totalidad, no nada más una pequeña parte de ella.
Es por lo que es bueno leer,  y mirar a los cielos, por lo que vale la pena cantar y bailar, y escribir versos, y sufrir y comprender....
 Porque la vida es todo eso.

miércoles, 22 de octubre de 2014

el darse cuenta

"Estar atento" es, en definitiva, "vivir", ser lo que uno vive, hacer lo que uno hace, lo que uno piensa, lo que uno dice, y así indefinidamente.
Obrando de esta manera, los días no se nos pasarían "sin darnos cuenta".
C. Quintana. 
Zazen.

Poner atención a cada instante de mi vida requiere, al menos al principio, un cierto esfuerzo de voluntad.
 Y por voluntad no quiero decir deber. El deber proviene de otra instancia del sí mismo, que está relacionado con la moral y con la culpa.
En este caso, voluntad es una llamada del yo profundo. Ese yo que quiere vivir en el presente y no permanentemente atado a lo que vendrá. 
Ese porvenir, tan ligado siempre a una vida mejor, nos aparta de la atención al presente.

     Así sucede en la meditación sentada, en que el deseo de soltar los pensamientos y de estar en un estado de reposo y tranquilidad puede acabar produciendo más desasosiego.
    Y así sucede en nuestro quehacer cotidiano, en el pan nuestro de cada día. Necesitamos atender con todos nuestros sentidos. Con todo nuestro ser.

    Solamente así tendremos la certeza de que estamos viviendo la vida y no el futuro de la vida.
Fuera de la vida nada sabemos. 
Es en la vida en que podemos realizarnos. Cumplir nuestro ser.

    Y ello no es posible más que poniendo atención a lo que en cada momento estamos.
Y ese es el zen.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Eleusis: mitos y realidades presentes




     Al llegar a Eleusis, unos restos arqueológicos situados en la actual ciudad de Elefsina, mi ánimo se quedó inane. La ciudad es una barriada lejana de Atenas, cercana al puerto del Pireo. Casas y calles rodean lo que fuera el gran santuario de Demeter, en una colina hoy llena de piedras sueltas y alguna columna.
     Una de esas grandes columnas caídas muestra con su tamaño la grandeza del lugar en el pasado.

    Hace muchos años llegó a mis manos un librito que hablaba en términos esotéricos y algo idealistas de “Los grandes iniciados” (E. Schuré, Ed Lidium 1986). En uno de los capítulos, relata el diálogo eleusino y la relaciones entre los Misterios con los ritos órficos y pitagóricos, así como la versión de Platón.
     Las escasas páginas dedicadas a los rituales de Eleusis me impresionaron. Tanto que, para mi, iniciado por entonces en ciertos misterios, resultó un apoyo fundamental para entender como me sucedían las experiencias que por entonces atravesaba y que, de alguna manera, estaban sujetas también a un tipo de silencio.

     Fue por aquél entonces cuando tomé la decisión de fundar un Centro a mi regreso a España. Un Centro que llevaría el nombre de Eleusis en honor y en recuerdo de todos aquellos que pudieron alcanzar la sagrada visión y que supieron mantener el secreto ritual como iniciados.

    Poco tiempo después, en mi afán por entender y resituar las experiencias que sucedían en mi vida a lo largo y ancho de un intenso proceso personal de carácter terapéutico, me asomé a la visión más científica de “El camino de Eleusis”,  (Wasson, Hoffman, Ruck, FCE 1993). La versión de Wasson incluye sus intuiciones sobre el uso del cornezuelo del centeno en los rituales para potenciar la expansión de la conciencia y pone de manifiesto el carácter religioso de las ceremonias. También revisa la importancia de la visión que tenía lugar en el santuario y que estaba al alcance de los iniciados.

     Desde entonces, el mito de Perséfone ha estado siempre presente. Si el mito ha sido creado por el hombre para tratar de dar forma a algo inefable o inexplicable, entonces Demeter y Perséfone, en su historia con Hades, manifiestan de una manera hermosa y clara como la vida se presenta ante nosotros.
     Mientras la vida habitada por la diosa es inefable y eterna, la de su hija se ve sometida a los avatares del tiempo. Muere en invierno, al igual que la espiga de trigo. Y resucita en primavera y alimenta a los hijos de la Tierra.
       Esos hijos que, representados por Perséfone, nacen y mueren en su propias estaciones, mientras la vida se mantiene.
    Y gracias a ese rapto del Señor de la obscuridad, del hermano de Zeus poderoso, de Hades, Demeter enseña a los humanos, representados ahora por Triptólemo, como cultivar el grano y como sobrevivir a los avatares del tiempo y de las estaciones. Ese Triptólemo a quien el azar ha arrebatado la vida eterna. Pero que, desde su humanidad, nos enseña el don de vida de la diosa.

        
    Y cuando atravieso la historia de otras personas que vienen a orientarse para tratar de entender su existencia, en la medida que quieren solucionar sus problemas, me acuerdo de Eleusis. El secreto, la iniciación a una vida diferente, la renuncia a esquemas o constructos caducos y la realidad de que la muerte acompaña permanentemente a la vida y viceversa.
     Porque el proceso terapéutico no resuelve el dilema de la muerte y sí que ayuda a entender y a asumir la existencia. Y las limitaciones a las que terapeuta y paciente están sometidos en nada quita la validez de la búsqueda de una vida nueva.

     Y en este sentido, todos hemos pasado o pasamos por Eleusis. Cada uno tiene su peculiar visión de la diosa.

     Cada uno sabe que pasa una temporada en el Hades. Y que el río de la desmemoria nos obliga a empezar de nuevo.


martes, 26 de agosto de 2014

Viaje


Viaje

Viajar siempre me ha producido una sensación de cambio. Como el aire que se mueve hoy a orillas del mar, suave brisa fresca y viva que se pasea entre el azul intenso del mar ya el cielo azul pastel.
Estos días de viaje son tal vez un poco distintos. Más que otras veces las imágenes aparecen y se van para dar paso a las siguientes.
Así veo mi existencia hoy. Un largo paseo por imágenes en movimiento, con mi yo incorporado, como aparente protagonista de la excursión de vida. Emergen las velas del barquito para desaparecer al poco, dejando un rastro de pasado que se esfuma como el humo, cuando apago mi vela.


La mente maravillosa interpreta sin descanso lo que percibe y me deja impresa su traducción para que yo la coloque de acuerdo con mi sentido. Y las imágenes continúan, aunque a veces yo las deje correr para descansar de ellas y permitir unos instantes de mera sensación.
Y entonces a veces y solamente raras veces, se produce un desajuste y hace que todo pierda el significado de siempre, el que se relaciona con lo que parece ser la vida.
Es un como sí. Un como sí todo fuera mera existencia. Sin significados.
Y la vida y su fluir continúa.
Y el mar brilla entre azul y plata bruñida.
Y el sol va bajando sobre el mar y añade oro al azul.


sábado, 16 de agosto de 2014

La plenitud

 La plenitud

(a petición de M)

"Y el individuo se libera al dar a ver lo que él ve
dando lo que se le da.
Pues que dado es siempre,
aunque se pene para que aparezca"
María Zambrano

   Si el vacío representa una sensación de aislamiento, de extrañeza existencial o de cambio en la actitud y en la manera de percibir se a sí y al mundo, por el contrario, la plenitud se manifiesta en mí cuando no hay frontera entre la percepción de sí y del mundo.
   Podría decirse que es un instante de asombro. De asombro alegre, dichoso. Se deja de lado el sí mismo (Heidegger decía el dasein) para que toda la atención esté puesta en el absoluto presente.
   Y ello requiere que el perceptor o percibidor quede en cierta manera fusionado con lo percibido.
   Me puede pasar  al dejar de estar tratando de “conocerme” y detener el runrún de las imágenes mentales.
   Y también, como en el caso de la foto que os comparto, al atender plenamente a algo externo que embarga mis sentidos  y detiene o amortigua la forma de percibir dual del  mundo como observador-observado.
   Desde luego que, en mí, es una experiencia infrecuente. La plenitud.
   Infelizmente, es más común el vacío. Casi siempre acompañado de su pareja: la angustia. Como cuando el mundo deja de tener el sentido que siempre ha tenido. O como cuando las apariencias se desvanecen, como maya, que dicen los hindúes.
   Y entonces, en ese desamparo, queda el ser y el vacío.
   O, como decía Sartre, el ser y la nada.
   Pero yo iba a hablar del pleno y no del vacío.
  Aún cuando ambos van tan de la mano.
  Y puede que, pasada o aceptada la angustia, el vacío sea algo muy similar al pleno.
Puede….



lunes, 7 de julio de 2014

Vacío y LLeno

Vacío

    Que la Naturaleza aborrezca o no el vacío responde más a un dicho latino (el horror vacui) que a la realidad física o cósmica. También se dice del arte barroco, empeñado en rellenar todo espacio con algún tipo de decoración.
    De hecho no sabemos muy bien qué pueda ser el vacío, es decir la ausencia de energía en un espacio-tiempo.
    Puede ser que intentemos imaginar lo que es el vacío “físico”, pero ciertamente hasta el momento no lo hemos experimentado.
    En lo que hace al vacío interior, lo que la cita (de I. Yalom) pretende es decirnos que al humano le es difícil, que no imposible, dejar de rellenar el tiempo con actividades, ya sea mentales o físicas. Ni siquiera el sueño queda fuera de la actividad mental,  con independencia de que lo recordemos o no. Krishnamurti afirmaba que si lográramos parar la actividad mental en el sueño conseguiríamos un descanso mucho más eficaz. Pero, como bien se han encargado de recalcarnos los psicólogos y en especial los analistas, el inconsciente no deja de trabajar, ya sea para tratar de resolver asuntos inconclusos, ya sea para ordenar las actividades individuales o de la especie.
    La mente humana, en cierto modo, también rehúye el vacío. El vacío lleva a la incertidumbre. Es decir a no saber qué puede ser de nosotros en el futuro. De poco o de nada sirve pensar que solamente el presente existe cuando la ansiedad o la angustia se apodera de nosotros. No es con razonamientos que lo podemos resolver.
    La incertidumbre, para la psicología existencial, a la que pertenece Yalom, está relacionada con el trauma de la existencia. Y ese trauma tiene que ver con la certeza que se produce, ya desde la infancia, del contacto con nuestra existencia efímera. En algún momento, ya el niño sabe que la finitud es un hecho y que algún día morirá. Aun cuando los padres, desde su propio miedo, y la cultura actual tratan de alejar al niño de la muerte, tanto intra-psíquicamente como en el exterior el niño tiene contacto con los animales o las plantas, que mueren o con los objetos que se rompen. El niño busca y habitualmente logra distraer este miedo enterrándolo en el inconsciente. Posteriormente, el adolescente y el adulto van consumando el proceso de enterrar el miedo, sustituyéndolo con otros mecanismos.
    Para evitar esa angustia, en opinión de Yalom, el organismo inventa dos grandes defensas: la primera pensar y tratar de asumir que tenemos algo de omnipotente. Es decir que los demás mueren. Pero a nosotros no nos tocará nunca en el momento presente.
    La segunda es acudir a la protección de un ser o idea superior, que nos protege del peligro de desaparecer para siempre jamás. Véase un dios, una vida trascendente ulterior, ser acogido por “otra Realidad”…
El problema con estas “defensas” psíquicas es que nos defienden, pero nos impiden desarrollarnos completamente en tanto que seres finitos. Y nos obstaculizan para realizarnos completamente en esta existencia.
Por ello, la terapia existencial busca acompañar al cliente en el descubrimiento de estos mecanismos “enterrados”, que funcionan como una pantalla amortiguadora de la ansiedad/angustia ante el hecho innegable de la muerte.
Una vez más la ansiedad, está ahí para advertirnos de que hay algo que nos acompaña y no tanto que nos persigue. Por ello, intentar terminar con ese síntoma mediante medios artificiales (por ejemplo fármacos) o dizque naturales (creencias) no deja de ser un paliativo, que no un remedio para la situación de nuestra existencia.
    Este tipo de enfoque terapéutico está especialmente indicado para aquellos terapeutas que han vivido la experiencia de la muerte de personas cercanas o enfermedades graves y que han podido sobrellevarlo sin tratar de distraer la situación con otras: por ejemplo desconectarse, o buscar remedios que hagan de la separación o de la muerte algo irreal o innecesario.
    Y especialmente dedicado para clientes que padecen una ansiedad o angustia vital, que trata de protegerse bajo síntomas de diversa índole.
    En cualquier caso, pienso que a todos nos resulta conveniente echarle una ojeadita a como enfrentamos el hecho cierto de la finitud, y que habitualmente posponemos al momento en que seamos ancianos o enfermos. Porque, si no lo hemos visto antes, la ancianidad o la enfermedad pueden ser entonces un obstáculo difícil para enfrentarse con claridad a la muerte. Pero, sobre todo, habrá estado guiando nuestra acción por territorios que no siempreeran los que realmente hubiéramos deseado.
Vanitas vanitatis omnia vanitas




jueves, 19 de junio de 2014

EL RELEVO







EL RELEVO


 
Una de mis historias favoritas es la que narra Lampedusa en su novela “El Gatopardo”. La leí antes de ver el film de Visconti (1963)  basada en el relato. Tanto la novela como la película son para mi el paradigma del “fin de una época”.
Ver a Burt Lancaster junto a la bellísima Claudia Cardinale y al joven Alain Delon sigue siendo un goce para cinéfilos. Y, junto a ellos, toda una serie de estupendos personajes que parecen sacados de la vida real, incluso actual.



Es difícil encontrar una manera tan verdadera de contar cómo la vida es un cambio constante, y la forma en que lo hacen los individuos y las sociedades a las que pertenecen. En verdad que a veces los cambios parecen más radicales de lo que luego son. Especialmente si lo miramos en perspectiva. Y eso es precisamente lo que dice el protagonista cuando la revolución italiana de los “camisas rojas” es envuelta en el sorpasso de la nueva monarquía de Víctor Manuel de Saboya: “hay que cambiar algo para que nada cambie”.

        Ahora vivimos un momento de cambios dramáticos en este país, en España. Tras uno de los períodos más estables, democráticos, y de desarrollo social y cultural, el largo reinado de Juan Carlos termina con severas amenazas de disgregación, el desempleo, la corrupción y una crisis profunda de valores.

      Por encima y por debajo surgen movimientos nuevos que pretenden transformaciones más o menos radicales. Otros son meramente formales, como por ejemplo la sustitución de un rey por un presidente elegido por sufragio. El paradigma “de un hombre un voto” parece la única solución, en un momento en que precisamente ese paradigma parece estar en un serio conflicto con la solución. Se nos dice, al modo estadounidense, que todo se soluciona yendo a votar.

       Pues bien. Estamos padeciendo justamente que todo no se soluciona yendo a votar. Y claro es que ir a votar puede ser la menos mala de las soluciones para muchos problemas.

       Yo no creo que la Jefatura del Estado esté en peores manos con un rey que con un presidente republicano elegido. Podrá satisfacer, desde luego, el ansia de que todos tengamos las mismas posibilidades de ser elegidos. Pero eso no necesariamente es lo mejor para esa institución, si es que hay que tenerla. Un rey, alejado del fuego constante partidista y de los asuntos emocionales que se manejan en muchas, si es que no en todas, las elecciones, puede resultar más eficaz. Está claro que el modelo republicano puede ser mejor y peor. La Presidencia de la Republica en 1931/39 no fue precisamente modélica. No funciona mejor Francia que Gran Bretaña, ni mejor Italia que Suecia, o Egipto que Marruecos…

       Todo esto me lleva de nuevo al Gatopardo. El protagonista, un noble italiano envuelto en la revuelta, apoya por razones familiares y oportunistas a los revolucionarios, que luego se convertirán en monárquicos. Cuando le ofrecen un cargo alto en el nuevo Régimen, lo rechaza. Alega estar ya fuera de juego, ser demasiado tarde para adaptarse. Con él finaliza una época.


     Puede ser que algo me hace sentir a mi que yo también estoy ya en otro momento de vida. He vivido casi toda ella bajo el reinado de Juan Carlos. Con sus debilidades y con sus llanezas, le sigo teniendo cariño. Ahora empieza su hijo. Le deseo suerte, porque a su suerte va unida la de mis conciudadanos y la mía propia.
No creo que sea mejor votar ahora monarquía o republica. Tengo otras prioridades. Y además puede que para mi ya eso no es un asunto importante.

        Al igual que Lancaster en el film viscontiano, siento que para mi ya es tarde para andar cambiando de uniforme.

         Y también creo que para que algo cambie lo que hay que cambiar no es el uniforme.


martes, 3 de junio de 2014

Odisea del espacio

La Odisea del espacio. La odisea humana.





Cuando vi, por primera vez, "2001, la odisea del espacio" (1968) salí de la sala en estado de fascinación. No creo haber entendido por entonces el verdadero "argumento" de la obra, basado como sabemos en la novela "El centinela" de A. Clark, que es coautor del guión del film.
Al parecer, en su primera exhibición (1968) muchas personas abandonaron la sala, incluido el actor Rock Hudson.
No es de extrañar que hubiera a quien no le gustara. Fuera del maravilloso panorama de un planeta azul bailando en el espacio al ritmo del vals del "Danubio Azul",  o las insólitas por entonces imágenes del espacio mientras la orquesta entonaba "Also spracht Zaratustra", de otro Strauss, el argumento es complejo.
Un mundo bastante parecido al actual en lo que se refiere a las relaciones humanas y a la convivencia entre los poderes políticos. Un mundo tal vez más aséptico, más des-espiritualizado si cabe. Un  planeta que se deja ver como dominado por el hombre, que se ha lanzado ya a la conquista de espacios exteriores.
Mientras los valores humanos están sumergidos y fuera de la vista.
       Y cuando, en sucesivas visitas la film, pude detenerme en el argumento, comprendí que lo que más me impresionó y sigue haciéndolo es el momento en que la nave abandona el sistema solar y el protagonista se enfrenta a la infinita soledad existencial. Lejos de la Madre Tierra se nos presentan unas imágenes de un mundo antiguo. Todo pintado en blanco. Como sin relieve.
Él se enfrenta a su pasado recurriendo a  ritos que se plasman en imágenes de muebles clásicos, copas de cristal... algo que me resulta ya desvitalizado.
Y así lo hace morir Kubrick. En su cama. En silencio. La copa se ha roto. Se prepara el regreso.
Y ese regreso solamente puede ser simbólico. Un feto que vuelve a la madre bajo la protección del símbolo monolítico que ha dado origen a la aventura espacial.
Hay que interpretar que viene de vuelta un nuevo ser humano. Alguien que ha tocado la trascendencia al salir del útero de la madre, del sistema solar...
Y mientras resuena Strauss nos quedamos atónitos ante un viaje lleno de mensajes. Lleno de imágenes . Lleno de música. Lleno de esperanza.
Han pasado más de 45 años.



Y la obra sigue vigente.

jueves, 22 de mayo de 2014

Re-flexiones


Comentario de comentario


          Me refiero hoy a los comentarios que ha suscitado la entrada anterior. Cada uno de los tres me ha hacho reflexionar de manera diferente.

         El comentario de Yanónimo está en su línea de lo que hemos leído de él. Y a mi me recuerda dos dichos:

         El primero es una frase conocida y que de jóven solía leer yo en el hall de un Colegio Mayor y que me parece sustancioso:
"Cada caminante siga su camino". 

Y en este caso cuando alguien como esta persona parece tener tan claro su camino, pues nada que decir, salvo que yo sigo el mío.

    El segundo dicho es de nuestro poeta Machado :

Caminante no hay camino
se hace camino al andar"

        Algunas veces, de un trocito de poesía, se saca una reflexión y un darse cuenta más grande que en cientos de experiencias o de sesudos discursos. 

       En este caso,  pienso que Don Antonio, hombre bueno y dedicado a la enseñanza, a su arte y a captar la realidad para ponerla en poesía, don Antonio digo tenía valores claros, y entre ellos, estaba uno meridiano: en la vida de nada sirve seguir caminos trazados, pues es la experiencia la que nos va señalando qué hacer y por donde ir. Se corresponde muy bien al mundo de la filosofía fenomenológica y al concepto del "how and now", o aqui y ahora.

      Bien. El segundo comentario es de J. a propósito de una de las fotografías que acompañan al texto.

     Como él mismo reconoce, se trata de una frivolidad. Es de suponer que la belleza del "maromo" le ha gustado y qué decir de eso:  saber apreciar lo bello es maravilloso.

     Sin emabargo puse esa foto no por la belleza del maromo en cuestión, sino porque reflejaba algo de lo  que quiero decir en el texto. El jóven se separa de otro, que está ya lejano y que va en dirección opuesta. La suerte está echada. O, como dice M. en su propio comentario, " se ha tirado a la piscina". Ha tomado una decisión y, desnudo de todo ropaje y de adornos innecesarios, toma su camino de forma consciente y determinada. Naturalmente, todo eso no "está" en la foto. Son simplemente mis propias decisiones de lectura.

     Finalmente, tenemos el largo comentario en tres textos de M.

     A mi me apetece referirme al texto o entrada que escribí acerca de "cerebro, mente y conciencia". Lo digo porque M., que está en un tris de cambiar valores que le han sostenido hasta el momento,  tiene  a mi juicio, algo de confusión. Es natural es un momento de crisis o cambio.
      En lo que a mi se refiere, sigo creyendo que es preciso conocer muy bien el cerebro y sus funciones. Ese formidable órgano es el responsable de que entendamos mejor nuestra forma de ser, pues es el almacén de experiencias espacio-temporales, de la memoria, de nuestro autoconcepto, de nuestras emociones, de nuestras pasiones... Es el representante más evidente de nuestra mente.
     Si existe la consciencia o no fuera de nuestro cerebro es algo que algunos tratan de estudiar y aún de probar, a pesar del peso del paradigma científico actual.

     Pero lo que me interesa señalar de los comentarios de M. es que no hay mente y no mente. Lo que creo que existe tal como nos lo comenta, es una experiencia de ser, sin que la identidad se interponga.             Y esto está más allá de si existe muerte o no. Es una experiencia que, cuando se tiene, puede dar alegría, miedo, euforia y otras que sin duda cada lextor podrá añadir.

    Y este es el verdadero asunto. Y, como decía Krisnamurti, este es un asunto "serio" que ha de ser encarado con seriedad, es decir con verdad.
   Y creo que solamente nos tenemos a nosotros mismos para experimentarlo.
   Y por eso debemos mantener nuestro cuerpo y nuestra mente en el mejor estado posible.

Mens sana in corpore sano.

jueves, 15 de mayo de 2014

sueño y experiencia




Querido M.:



      Contesto a tu mensaje en el que me compartes tu experiencia de sueño y de contacto con algo no tan comprensible para la razón.

      Bien sabes que Perls decía que el sueño es, en cierta medida al menos, un “mensaje existencial”. Con esas palabras puede que quisiera afirmar que el hecho mismo de “ser” conlleva la posibilidad de estar en contacto con la ser-ti-tud. O con la existencia (acuérdate de su libro “sueños y existencia”.

    Tras Perls, la moderna neurociencia trata de afirmar con datos comprobables que nuestro cerebro es el creador de toda sensación, de todo pensamiento y, en definitiva, de toda experiencia. Con ello, a mi juicio, no aclara gran cosa de la existencia. Puesto que el cerebro es en sí mismo creado y producto de millones de años de evolución.


    Sin embargo hay algo que me sigue atrayendo del paradigma “científico”: sus explicaciones de la mente como “ente” y como productor de un “yo”, que es quien, en estado de salud al menos, se encarga de codificar y de colocar las experiencias en el tiempo y en el espacio.

    Este preámbulo sirva para decirte que tus palabras sobre la no mente no me parecen comprensibles desde “un estado mental”. Me explico un poco más. Esa experiencia de “negritud” activada por la planta, que otros podrían describir como “vacío” o “nada”, solamente es posible si tienes a tu disposición un cuerpo (y por tanto un cerebro) en ciertas condiciones de equilibrio (awareness o “consciencia”). Creo que todas las personas que tienen experiencias “místicas” o “inefables” coinciden en que la palabra es mala explicadora, mala portadora, de la consciencia. A veces, el arte transmite pinceladas: la poesía de Rumi o de Juan de la Cruz, la pintura, para mi en especial la música, para otros el deporte o incluso la cocina (acuérdate del film "el festín de Babette"). El artista , si estamos abiertos, nos transmite ese contacto con lo del más allá o trascendente.


    Y claro, eso te hace a ti, querido M., menos dogmático y te sientes más “espiritual”. O, como dicen algunos, usas más tu percepción del lado derecho cerebral…

      Algo que me ha gustado también de lo que dices es el valor de la cotidianeidad. No entendida como algo rutinario, sino como algo simple, no sofisticado. EL profundo valor de lo sencillo. El microcosmos y el macrocosmos: el símbolo de Ganesha, cuyo cuerpo de bebé representa lo micro mientras que la cabeza de elefante simboliza lo macro, lo eterno, el universo (tu hablas de una belleza menos “explosiva”).

    Y recojo también el temor ante lo inconmensurable (simbolizado para ti en negritud). Creo que el miedo es un guardián de lo incomprensible. Nos protege del terror, de lo que no podemos encajar en nuestro presente. Hemos de tratarlo con respeto. Por tanto, no despreciarlo nunca. Y también seguir avanzando para hacerlo nuestro amigo, nuestro compañero, pero no nuestro guía y menos nuestro consejero espiritual. Es un personaje para mi, el miedo, al que hay que mirar de frente siempre que se pueda. Y cuando no, esperar al siguiente paso, a la próxima aventura.
Acuérdate, querido, del pasaje del Bagavad Gita en que Krishna (el eterno) muestra a Arjuna (el guerrero con dudas) la Existencia misma: abre su boca y Arjuna queda aterrado y admirado del inmenso, intenso y sobrecogedor espectáculo de percibir la Realidad.
    Y esa escena se produce cunado Arjuna está preparado para ello.

    Así que, para mi y en mi vida he ido aprendiendo a manejar en lo posible el miedo: ese cancerbero de la muerte, de la locura y de lo eterno.
    Y puesto que me pides una lectura, te comparto la de G. Lechman, “Una historia secreta de la conciencia” (Atalanta Ed.).

    Es otra forma de entender al testigo.

    Finalmente, decirte que no tengo certeza. Soy un simple ser humano. Pero creo que la moneda, como tu la llamas, de muerte/vida o mente/no mente es eso: una sola moneda. Por tanto, depende de que lado veas. Y, en mi experiencia, nunca he visto ambos lados a la vez.Puede que eso sea, simbólicamene, el estado de iluminación.

    Gracias por tu confianza.

martes, 22 de abril de 2014

Sexualidad en proceso





SEXUALIDAD Y CONFIGURACION DE LA VIDA



     La sexualidad es una fuerza de nuestra naturaleza animal. Intrínseca al organismo vivo y destinada por la evolución a prolongar  la especie, está dotada de mecanismos de placer y de deseo para hacerla prioritaria y atractiva. Para muchos está asociada a las manifestaciones afectivas y amorosas, así como al establecimiento del grupo familiar.
    En la  configuración o gestalt de la vida individual y social, la figura del instinto sexual aparece con gran frecuencia, lo mismo en tiempo que en espacio. en casi todo momento de la vida y en casi toda situación.

1.-En tanto que capacidad inherente al organismo, el instinto sexual está íntimamente relacionado, entremezclado, con todo, con la persona y con el ambiente. Cualquier asunto le influye y, a su vez, interactúa con el resto de fuerzas que componen a la persona. En este sentido, podemos hablar de la sexualidad como una figura que tiene un ímpetu y un influjo enorme en la gestalt de la vida. Impone su acento a nivel individual, social, cultural, religioso y político.
     A diferencia de otros mamíferos, el humano, desde que madura hasta que finaliza su etapa reproductiva, desea tener sexo en toda época, en todo espacio y en todo momento. Sus límites son principalmente sociales (léase culturales, religiosos...), además de los inherentes a su condición física.
     El sexo masculino mantiene su poder reproductivo desde que madura sexualmente hasta el final de su vida, en tanto que la mujer lo finaliza con el climaterio. Esto no quiere decir que el hombre no pase también por una decadencia sexual. Pero sus espermatozoides son fértiles incluso en la vejez.
    Podemos apreciar así como la Naturaleza cuida la continuidad de cada  especie, por encima de otros deseos o capacidades.

    2.-La fuerza del deseo sexual ha sido exaltada por la cultura, juntándola a valores sociales, como el amor, la monogamia, el sistema patriarcal o matriarcal o los tabúes.
La mayor parte de estos valores asumidos son introyectos, es decir inconscientemente incuestionados e incuestionables. Solamente en un proceso de psicoterapia profundo, o a través de una crisis, pueden ser  puestos en cuestión y refinados, para que el yo asuma sus propios valores y los que más adecuadamente puedan servir para desarrollar las capacidades propias dentro del entorno. Ello no implica necesariamente que "haya" que hacerlo, pues la vida, y por ende la terapéutica de cada persona, es única e intransferible.       Cada persona funciona en su propio universo y su destino es una mezcla de experiencia, voluntad y sino.
     Solemos aceptar como verdades absolutas lo que en ocasiones son únicamente productos de nuestra educación. El introyecto permite no hacerse preguntas y poder dedicarse a otros asuntos. Pero, al tiempo, nos limita en la percepción de la realidad.
Ejemplos de esta afirmación acerca de lo que como  introyectos son este tipo de frases hechas :

."el hombre es el que lleva los pantalones"
." ese es un viejo verde"
."es un don Juan"
" es ligera de cascos"
. "el amor es para toda la vida"
."no hay que tocarse entre familiares, más allá de lo puramente afectivo"
. etc etc.

     3.- A medida que la cultura ha ido avanzando y la sociedad se ha permitido cada vez más tiempo para lo lúdico, la sexualidad ha participado de este "tiempo para el juego". Procrear no es ya el único fin de la sexualidad humana actual, aún cuando muchos intereses religiosos así lo pretenden y lo "evangelizan".
En Occidente, y  desde la revolución que ha supuesto el uso y propagación de los anticonceptivos, la sexualidad ha entrado de lleno a formar parte de espacios placenteros y festivos y ha diversificado su espectro. Antes también sucedía en algunas culturas. Pero ahora ha sido la mujer la que ha sido especialmente "beneficiada", al no tener que asumir, entre otras cosas,  maternidades no deseadas. Con todo, incluso en sociedades "avanzadas" como la nuestra, la fuerza del introyecto sexual masculino y patriarcal sigue siendo difícil de modificar y aún menos de desarraigar. Todavía en amplias áreas del planeta se piensa en la sexualidad en términos del varón.
Sin embargo, la disminución de la influencia de las religiones establecidas en muchas sociedades modernas ha permitido revisar tabúes y modelos sexuales. Ha dado cabida a fenómenos antes muy perseguidos o culpabilizados, como la sexualidad entre personas del mismo género, juegos eróticos, encuentros ocasionales, e incluso modelos familiares diferentes de la familia monoparental en sociedades en que existía como único modelo.

     4.-Entre los modelos psicológicos influyentes en la sexualidad de corte moderno, ha tenido mucha influencia el freudiano. Utilizado, que no concebido, en un primer momento, como esquema para liberar a la sexualidad de su fortísima raíz religiosa, acabó convirtiéndose en un sistema teórico rígido y en un método terapéutico literalista. El modelo literario de su creador, Sigmund Freud, fue entendido y asumido como una verdad absoluta durante muchos años. Términos como "inconsciente", "complejo de Edipo", "envidia del pene", "Eros y tánatos" y un largo etc.  acabaron siendo axiomas incuestionados e incuestionables. Ello fue reforzado por la indudable potencia de sus asociaciones profesionales, por el poder económico y social de sus patrones y por el atractivo de su sistema filosófico, sin olvidar el genio de su fundador.
     El modelo freudiano situó a la sexualidad como la fuerza más importante en la génesis y desarrollo de las enfermedades mentales, de las neurosis y de las psicosis. El poder de los psiquiatras y de la medicina en general en la sociedad reforzó el sistema.
     Con todo, como modelo científico, el psicoanálisis empezó a hacer aguas a partir de los años 60 del pasado siglo XX. La potente entrada de los modelos cognitivos conductuales ( desde Skinner entre otros) y de la así llamada psicología humanista (Maslow, Rogers, Perls) robó una larga tajada de influencia al psicoanálisis y cuestionó su paradigma. Este último, a su vez, evolucionó hacia enfoques menos rígidos. Aceptó que la base de las "enfermedades psíquicas" era diverso y no únicamente provocado por la sexualidad.

        5.- Sin embargo, el asunto afectivo-sexual sigue siendo muy importante en el desarrollo de las problemáticas psico-emocionales. Es cierto que hablamos en especial de la cultura así llamada "occidental". Existen estudios muy importantes de sociólogos y psicólogos a partir del siglo XX que han realizado estudios de campo en otras culturas. En ellos puede apreciarse como y cuanto la sexualidad es diversa y los modelos culturales también. Sin embargo, con independencia de su diversidad, el instinto sexual es un impulso fuertísimo, al menos tan poderoso como el de autoconservación y el social.
    La sexualidad, y el erotismo conforman nuestra cultura e influyen así mismo en el arte, en las costumbres y en la religión. Puede que la "ciencia" quede algo al margen de su influjo, aunque no así los científicos que, como humanos, son también modelados por ella y también sus investigaciones.

       6. Visto desde una perspectiva de la terapia gestáltica, la sexualidad es un asunto de gran importancia, y ciertamente no el único que contribuye a los bloqueos en el contacto entre el organismo y el ambiente.
  Por ello, el terapeuta gestaltico (y creo que cualquier persona que quiera razonablemente conversar con otra sobre este tema) no parte de un modelo social-cultural-sexual  preestablecido. En consecuencia, toma en cuenta algunas consideraciones a la hora de afrontar problemáticas y asuntos de tipo sexual. 
    Me permito destacar las siguientes:

   A- Un terapeuta humanista no cuestiona sin más los valores de su cliente. Observa, escucha, empatiza, y en su caso confronta, las afirmaciones relativas a estos asuntos. Para ello, procura no interponer su propio modelo.
   B-El terapeuta gestaltico tiene el derecho a  (si no se siente capaz de) no trabajar en situaciones que repruebe o condene. El lenguaje y comunicación con el cliente es sutil y es altamente probable que, en caso de condena  o juicio implícito, el cliente se dé cuenta y reciba un mensaje equívoco, con el consiguiente problema añadido. Por ejemplo, en caso de relaciones homosexuales, o de hábitos sexuales poco frecuentes y en los que el cliente se encuentra a gusto, sin que conlleve daño para su propia persona o para los demás el terapeuta ha de poder comprender la situación sin juicios. Este es un asunto especialmente sensible en el caso de las parafilias.
   C -El terapeuta, no obstante,  tiene unos compromisos con su orden social. Está obligado a avisar a quien corresponda si su cliente está cometiendo actividades delictivas (por ejemplo abuso infantil, o maltrato), sin que pueda escudarse en el secreto profesional.
   D- El terapeuta ha de abstenerse de tener relaciones eróticas o sexuales con sus clientes. Esta es una práctica que puede implicar un "abuso" del poder que le confiere su rol. Dicha práctica está prohibida y castigada en prácticamente todas las Asociaciones profesionales. En algunos casos puede conllevar penas graves, además del desprestigio profesional.
El abuso de poder por parte del terapeuta no implica nada más a las relaciones sexuales. Pero siendo ésta una situación a veces difícil de controlar, exige una deontología y una contención muy particular.
Los casos de atracción sexual entre paciente o cliente y terapeuta han sido objeto de amplia literatura profesional que conviene conocer.

          7.- Al igual que en otros asuntos, la sexualidad ha de ser tratada más allá de los síntomas. Precisa ser contemplada como una fuerza importante en la persona, incluso esencial a la persona. Aunque hay quienes se especializan en el tratamiento de temas sexuales, por lo general conviene incluirlo como algo global al individuo. Pero hay que subrayar que la sexualidad no es la única problemática, ni tiene la misma relevancia para todos los individuos.

         8.-Hemos de ser respetuosos a la hora de tratar los asuntos sexuales, que suelen formar parte del círculo más íntimo de la persona. Por ello, hemos de procurar que no se de sientan evaluadas, invadidas, ni reprobadas. Incluso a la hora de interrogar, habremos de hacerlo con cautela y con prudencia, considerando a cada uno como un mundo diferente y entendiendo que vergüenza y pudor son dos sensaciones diferentes y este último es algo irrenunciable para casi todo el mundo.
El terapeuta tiene que ser particularmente escuchador y empático a la hora de tratar esta cuestión y situarse en los "tempos" de cada uno. Mejor un buen adagio que un andante fuera de contexto.



CONCLUSION

           La sexualidad nos concierne a todos y es un valor que ha de ser personal, dentro de un contexto social y cultural. Cada persona puede darse sus propias normas, desde el respeto a sí mismo ya los demás.
El presente documento no pretende agotar los temas, ni ser un "debería" o un modelo no cuestionable.
           Lo que sí que intenta es ser una hoja de ruta para entender los patrones sexuales y ser un incentivo para investigar y analizar la sexualidad propia, antes de entrar a cuestionar la de los demás.


MIGUEL ALBIÑANA