domingo, 12 de julio de 2015

la mente compleja



   La mente parece funcionar como una máquina de pre y post

   En "post"  me recuerda constantemente experiencias pasadas, asociandolas con emociones gratas o ingratas. Así pretende que mi yo aprenda.
   En "pre" me prepara para situaciones futuras, tratando de que elija la que supuestamente es mejor o más adecuada.

   En sí mismo este "pre" y "post" es una especialización cerebral beneficiosa para la especie. Es una aprendizaje permanente.

   Sin embargo, la mente dejada a su propio ritmo aleja la experiencia presente y agita constantemente las aguas de las emociones. Es un estado de alerta innecesario en muchas ocasiones.

   La imagen que capté me puso delante de las siluetas del fondo, reflejadas en el agua tranquila. Por un momento los pensamientos se detuvieron y apareció lo percibido tal cual era en ese momento.
No hubo pre ni post.


lunes, 6 de julio de 2015

Plenitud

La plenitud




   Se suele decir que el verano es la plenitud del año. Los árboles se llenan de hojas y de frutos. Las crías nacidas en primavera crecen y algunos ya vuelan. Se dice que un hombre o mujer alcanza su plenitud entre los 35 y 45 años es esta época, en esta zona del mundo. Luego decae y muere. Igual acontece con los países y las civilizaciones. Y con las especies.

    Un planeta alcanza su plenitud antes de menguar y lo mismo un sistema solar como el nuestro o una galaxia. Posiblemente también el actual Universo alcanzará o ha alcanzado ya su plenitud antes de “decaer”.

   El verano en esta parte del planeta tiene su plenitud. Las otras estaciones son, me parece, igual de plenas. Pero el invierno se asocia con la caída y con el sueño. Y con el final o la muerte. Y a eso no lo llamamos plenitud.

   Plenitud es un concepto asociado a la máxima expansión y por tanto le solemos dar un significado optimista y positivo.

   En algunos aspectos me considero más pleno que cuando contaba 35 años de edad. Mi capacidad de conciencia de la realidad se ha expandido.

   En otros, como la energía física o la memora,  bastante menos.

   Veo a personas enfermas o decrépitas, por la edad o los accidentes de la vida, y no puedo dejar de pensar en cuando eran plenas. O qué hubiera pasado si hubieran alcanzado su verano, pues murieron o enfermaron antes de llegar.

   Y creo que cada edad tiene su plenitud. Cada fase de la vida. Al menos intento verlo desde esta otra óptica.

   La vida es como es como es. Formamos parte de ella y,  en lo esencial, no podemos cambiar sus reglas. Cuando me enfado con ellas me siento como un niño que exige lo que no hay.

   Todo lo que vemos, hacemos, pensamos, sentimos, está sujeto a una plenitud y a una decadencia ¡me gusta el sonido de esta palabra! De—caaaadeeeennnncia... Una cadencia hacia otra dirección. Y un miedo que aparece a transitar ese camino, esa fase de la realidad.

Hoy en el parque todo era plenitud y frescor de la mañana. Y en esa plenitud estaba ya impreso el amarillear del otoño y la desnudez del invierno.

Plenitud. Y decadencia.




sábado, 4 de julio de 2015

el tren

   Uno de "los pocos sabios que en el mundo han sido" comparaba hoy la vida con un tren.

   Viajamos en él hasta que algún día se detendrá.

   El viajero contempla el paisaje y también hace su vida en él. La única manera de salirse es arrojase a la vía y no parece muy conveniente.

   Hay pasajeros que eligen trenes de alta velocidad y otros más despaciosos.

 
Hay quienes se dedican sobre todo a los pasajeros. Otros se limitan a contemplar el paisaje. Otros se la pasan en el vagón-restaurante. Otros tienen diversas actividades. Otros...

  Mi vida tiene algo de eso. Tengo la sensación que el tren va cada vez más deprisa y sin embargo el cuentakilómetros "objetivo" dice lo contrario: viajamos a la misma velocidad.

   Es simplemente una cuestión de actitud ante el hecho de ser más consciente de mi vida en este tren.

   A estas alturas del viaje muchos de los compañeros de viaje ya no están. Otros prefirieron cambiar de  transporte y tomaron otros destinos.

   En ocasiones he tenido la impresión que el tren se detenía para siempre y sin embargo arrancó de  nuevo.

   Hay aspectos fundamentales de la vida que tal vez jamás llegaré a ver. Otros los he visto ya muy avanzado el viaje y por ello me alegro de haber tomado un tren de largo recorrido.

   Algunos de los pasajeros siguen conmigo y es grato recordar con ellos los lugares en que nos detuvimos.

   Otros se fueron y quedaron en el recuerdo o en el olvido.