miércoles, 31 de enero de 2018

Acerca de los héroes y heroínas

El héroe cotidiano



El significado


   Son varias las acepciones: hoy en día se habla del héroe como el protagonista, el primer actor o actriz (heroína). En literatura, en el cine, en el teatro…

La voz héroe conecta con la hazaña. Con el hecho extraordinario. También con lo que sobrepasa a lo individual y trasciende lo personal.

Héroe nos lleva también al mundo mítico, en donde puede ser alguien más allá de lo humano, como Hércules o Danae en la cultura grecorromana, o David en la hebrea, o Arjuna en la hindú, Quetzalcoatl para los mexicas, Hou Ji (el señor del mijo) para los chinos o Gilgamesh en la sumeria, el más antiguo de los mitos heroicos conocidos.

Así que podemos hablar de héroes divinos (Zeus que se salva matando a Cronos, su padre el Tiempo), semidivinos, como los ya citados, y humanos.

El mito

La figura del héroe va de la mano del mito. Mito es un concepto que, en una de sus acepciones, busca explicar mediante el relato de algo extraordinario una historia (a menudo simbólica) que permite al grupo trascender lo inexplicable y congregarse alrededor de ello. En especial en los héroes humanos, el hecho portentoso es mitificado, así como su hacedor, para que quede gravado en el grupo para siempre y permita la trascendencia del hecho en sí y/o la cohesión grupal. De esta manera, el ejemplo para las generaciones posteriores se engrandece y perpetua a mayor gloria del héroe o heroína y del grupo social.

Existen mitos diversos: los hay que pretender dar solución a lo inexplicable (ej. vida versus muerte), aquellos que buscan sobrepasar y trascender etapas de la vida y también superarlas, o tambiica es abundanterobre héroes. Enindividual. Del heroe o trascender etapas de la vida y tambipara las generaciones posteriores seén glorificar valores como la valentía, la compasión, el amor, la fe y otros que sugieren siempre la trascendencia del egoísmo personal.

En ocasiones, el mito se apoya en historias o cuentos que existen en la tradición oral y en la fantasía tribal. Otras veces, un hecho real importante es mitificado para ejemplo de todos y convertido en ejemplar y de fe.

El héroe interior personal y el grupal

Es preciso mencionar también los héroes y heroínas humanos normales. De los que poco o nada sabremos de su vida individual. Del héroe y heroína desapercibidos para la mayoría. Sin embargo, son aquellos que siguen el ejemplo y trascienden el interés personal.

Como hemos visto, un héroe es quien acomete un acto fuera de lo común en beneficio del grupo, local o universal. Hay héroes de diverso cariz: patrióticos, tipo Agustina de Aragón; religiosos, como los santos de la iglesia, los mártires o los de milagros a los que la Institución santifica como ejemplo para los demás del grupo. (Es evidente que personas o hechos son mitificados por política o ambición). También políticos, como Juana de Arco, Nelson Mandela, el mismo Mao …

El carácter ejemplarizante es muy importante, pues el héroe se transforma, de esta manera, en guía para quienes asumen un camino similar. Hay, por lo tanto, héroes para los cristianos o para los militares o para los patriotas y para todo aquello que queramos imaginar.

A los niños se nos enseñó a seguir el ejemplo de nuestras grandes figuras, a los que se levantan estatuas, poemas o cuentos ejemplarizantes.

Los héroes se convierten así en algo que queda inmortalizado y que adquiere una dimensión más allá de lo meramente humano.

La literatura heroica es abundante así como quien la ha estudiado. En el siglo XX, destaca la persona de Joseph Campbell, quien estudia la mitología y los símbolos divinos y semidivinos en su obra cumbre “Las máscaras de Dios”. Para Campbell los mitos derivan de una fuente primaria y se tiñen de diversas caras según los tiempos y la cultura. Sigue así la deriva de Carl Jung y su tesis de los arquetipos universales.

En mi vida de lector, considero la obra de Campbell como uno de los hitos más importantes del tema. Las horas que pasé leyéndola están entre las más gozosas que he tenido como lector. En cada uno de sus cuatro volúmenes, podemos seguir como se  sumerge en las tinieblas del neolítico, para perderse en los tenebrosos orígenes de nuestra historia y esencia humana, hasta llegar a los tiempos actuales.

Aprender del héroe
Si nos circunscribimos a seguir el camino de otros, héroes o no, creo que nos perdemos el asir el significado de nuestra propia vida. Cada persona tiene un camino a perseguir. Y, sin embargo, para lo que nos sirven los ejemplos mitificados de las figuras heroicas es para comprender los retos que se nos han presentado, se muestran y se manifestarán en nuestra vida. Incluido el último de todos, que es siempre el tránsito de la vida a la muerte.

Cuando echo la vista atrás y veo el (ya largo) camino recorrido, pienso en mis propias etapas heroicas transcurridas. Las dificultadas superadas y tantas otras dejadas de lado o con aparente derrota. Las hidras de 7 cabezas personales que hubo que cortar, la pelea con mi propio dragón y las más de una vez que pude rescatar a la princesa, y tantas otras no. Pues la princesa se presenta casi siempre en diversas formas, a medida que vamos avanzando en la vida y superando unas dificultades para tropezar con las siguientes.

Porque el héroe triunfa a veces. Y otras fracasa en el sentido literal, pero puede que no en lo trascendente.

Visto desde lejos, subido en la montaña del pasado recorrido, puede que fracaso sea simplemente un juicio de la mente. Cuando pensamos en Prometeo podemos verlo como un éxito y desde su castigo como un fracaso egoico en función de una meta más allá de lo personal. Quien, sin miedo a los dioses, roba el fuego para los hombres y es severamente castigado por Zeus a quedar encadenado a una roca, mientras un águila le come el hígado a diario, pues, al ser inmortal, crece cada noche.

Pero Prometeo hace esto en beneficio de toda la humanidad y puede decirse que, en nuestra cultura,  es nuestro primer héroe, en este caso semidivino como hijo de humana y de dios.

Hay pues algo común a los héroes y, en el viaje por la vida, vale la pena detenerse para saber si hemos sentido el llamado, si hemos pasado por etapas, si hemos superado los obstáculos, si hemos osado buscar el premio que conlleva el atrevimiento. Y ese premio no es siempre algo obvio. La lectura de los grandes mitos nos ayuda a entender las etapas, las dificultades los retos por los que de una manera u otra todos hemos pasado o pasaremos.


Existe naturalmente la gloria, algo que los griegos y romanos tomaban mucho en cuenta. También el premio en el más allá, como la santificación cristiana o las veces en que los dioses premian a los héroes con la inmortalidad.

Existe también el premio personal. El que uno mismo se otorga, pues sabe que ha cumplido con su objetivo, con su cometido, desde un introyecto exterior (el deber cumplido) o interior, en la satisfacción propia.

(continuará)









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